jueves, 2 de febrero de 2012

Bunbury

Hablaba el otro día del concierto de Bunbury en Barcelona... no soy el mayor fan del mundo que tiene el maño, y sin embargo, le respeto y me parece una de las pocas estrellas que tiene el rock n' roll español. Porque puede que gran parte de su propuesta no me guste. Pero el tío tiene sentido del espectáculo, tablas, talento, aunque a veces lo malgaste en tonterías, personalidad y los huevos más grandes que el caballo de Espartero. Porque sí, porque en un mundo de poses y de gente que se vende por un plato de lentejas, una figura como la de Bunbury, que se permite el hacer lo que le venga en gana, aunque a parte de su público no le guste, me parece de admirar.

Nunca seguí con pasión la carrera de Héroes Del Silencio, de hecho, jamás me interesaron hasta el que creo que es su mejor disco, “Avalancha”. Me metí en su música cuando ya se habían separado. Esta es una anotación, aún hoy, 15 años más tarde, necesaria, todavía: Bunbury sigue arrastrando una gran masa de fans de su antiguo grupo. Luego publicó un disco que me pareció aburridísimo, su debut, “Radical Sonora”, que aunque supuso una valiente ruptura con la música con la que hasta entonces se le relacionaba, no dejaba de meterse en un terreno “de moda”. Fue con su siguiente disco, “Pequeño”, con el que comencé a seguirle la pista. “Pequeño” me parece un buen disco, con algunos temas fantásticos, y bastante equilibrado, en general. Ese año, el ayuntamiento de Barcelona le contrató para las Festes de la Mercè, y siendo un concierto gratuito, me acerqué, por curiosear, más que nada. Y suerte que lo hice! Para mi sorpresa, me topé con un concierto estupendo, una buena banda, un cantante que sabía cómo estar en un escenario y cómo llevar un show adelante, y, en definitiva, me convenció.
Una vez se pintó las uñas, hace 15 años, y así se quedó (alguien tendría que comentarle la existencia de la acetona para quitarse el esmalte)
Y la publicación de “Flamingos”, con ese acercamiento de nuevo al rock que supuso, acabó por convencerme de que se trataba de alguien a tener en cuenta. En “Flamingos” dejaba de lado tonterías como la electrónica, la copla, la canción mediterránea y todas esas imposturas para centrarse en un disco de rock, lejos de Héroes Del Silencio, pero cerca de Nick Cave o de Bowie... que me aspen si “Lady Jane” no tiene una base igualita que el “Space Oddity” del Camaleón.

Luego fueron cayendo otros discos, “El Viaje A Ninguna Parte”, “Hellville De Luxe”, “Las Consecuencias”... en mi opinión, todos sus discos son interesantes, aunque no ha publicado todavía su GRAN disco. Todos sus trabajos son irregulares, pero todos tienen buenos momentos. No he escuchado “Licenciado Cantinas” (2011), me aburre la vertiente más sudamericana de Bunbury, aunque probablemente no sea tan terrible como parece a priori (¿un disco de versiones del cancionero latinoamericano? No, gracias).

Pero insisto que lo que admiro de Bunbury, además de gustarme parte de su música, es el hecho de llevar ese personaje con todas las consecuencias. Sí, me gusta ese Bunbury medio rockero, medio glammy, medio crooner, medio cantante melódico latino. Me gusta que lleve las uñas pintadas y se ponga trajes con llamas bordadas o camisas con chorreras. Me gusta que en el escenario se mueva y actúe como si fuera el Bowie más amanerado o el Elvis más pasado de rosca, o una versión cañí de Tom Waits. Para ver a tipos que están en un escenario como si estuvieran en la cola del supermercado, me bajo al supermercado. No basta con componer canciones, también hay que cantarlas, y llevarlas a un escenario. Y ahí, Bunbury puede dar unas cuantas lecciones.

Va por ustedes...
Y también hay que reconocerle el mérito de deshacer los Héroes Del Silencio cuando estaban en su momento más álgido, y negarse durante años a reunión alguna, y a tocar ninguna de sus canciones desde hace más de diez años (al principio tocaba en alguna ocasión “La Chispa Adecuada”, por ejemplo). Cualquier otro hubiera sucumbido a la llamada del dinero y el baño de fama que una reunión de los Héroes suponía, sin haber aguantado tres lustros. Y cuando por fin accede, hace una mini-gira, tan sólo 10 noches, sin canciones nuevas ni esas actitudes que suelen estropear las reuniones de bandas. Lo fácil hubiera sido hacer una macro-gira de 30 conciertos, y sacar un recopilatorio con 4 canciones (decepcionantes) nuevas.

Y el concierto de la otra noche, en Barcelona, bueno, me aburrió por momentos, porque creo que el repertorio no estuvo bien escogido, por basarse en su mayoría en ese “Licenciado Cantinas” poco rockero y poco dado a excesos de escenario. Aunque no diré que no lo avisó, desde el primer momento, Bunbury dijo que esos conciertos los basaría en su último trabajo. Podría decir, no obstante, que el show se salvó gracias a la fantástica banda que lleva, rock n' roll en toda su esencia, y a su actitud. Que de estar sobre las tablas, el tipo, sabe.

Canciones:

Black Sabbath: “War Pigs”
Jimi Hendrix: “Power Of Soul”
Fun Lovin' Criminals: “Sleepyhead”