martes, 4 de enero de 2011

Balada Triste

El mundo no necesita más opiniones, eso está claro. Tampoco necesita más críticos amateur, aunque esa opinión probablemente venga escupida por parte del conjunto de críticos profesionales que de un tiempo a esta parte, han visto amenazada su forma de vida y lucro, que para el caso, viene a ser lo mismo, ¿no creen? En fin, eso lo sé, y comentarios como los que encabezan esta entrada podrían haber sido pronunciados por mí en algún momento, en algún bar. Y sin embargo, aquí estoy, a punto de hacer alarde de contradicción una vez más, y dispuesto a hablar de “Balada Triste de Trompeta”, ya saben, la última película de Álex de la Iglesia.

Y como esto no es una crítica, empezaré por hacer lo que no haría un crítico, que es decir si la película me gustó o no. Y tengo que decir que psssseee más bien tirando a no. Igual es la decepción causada por las expectativas, no lo niego. Pero si en una cinta de 100 minutos acabas pidiendo la hora, la cosa no parece ir bien. Aprovecho para decir, por otra parte, que 100 minutos me parece la duración ideal para una película, y que todo lo que sobrepase ese margen, o es una obra maestra o necesita un recorte.

A mí que esta pose apuntarse a la sien con el dedo me recuerda a algo...


A priori la historia tenía interés, payasos, violencia, estética kitsch (me encanta usar esta palabra, me hace sentir más listo) setentera, y un tipo como Carlos Areces cuya sola presencia en la pantalla me resulta hilarante, yo soy un tío simple. Y tengo que reconocer que la cinta comienza muy bien, pero tarda demasiado poco en caerse y hundirse en la dispersión.

No todo es un desastre, insisto en que el principio, y hasta el cambio de ritmo (no voy a entrar en detalles para quienes no la han visto), es muy interesante. Y también es de remarcar la capacidad para crear imágenes impactantes, la cinta es visualmente muy buena. Pero la historia está mal resuelta y acaba desdibujando una idea y unos personajes que podían haber dado mucho más.

Canciones:

Muse: “Uprising”
Gorillaz: “Clint Eastwood”
Curtis Mayfield: “Right for the darkness”

domingo, 2 de enero de 2011

Avenue B

Hoy me gustaría reivindicar un disco de Iggy Pop que ha quedado olvidado casi por completo, “Avenue B”, que publicó en 1999. Venía predecido por una serie de trabajos que le habían reportado un cierto reconocimiento y un cierto estatus, ya que en los 90’s era reverenciado por una nueva generación de músicos que iban desde el hard rock de LA hasta los popes de la “era alternativa”. Y de repente se le ocurre publicar un disco con muy poquito hard rock, nada de punk, bastante de jazz, influencias de bandas sonoras, y todo aderezado con una aureola depresiva e intimista.

Basta con echar una ojeada a la portada: la cara de un Iggy Pop, en primerísimo plano, envejecido (mostrando sus 52 años que tenía entonces) y, por lo menos, así me lo parece a mí, entristecido. Nada de poses, nada de su clásica mirada socarrona. Y en cuanto suena el primer corte, oh, sorpresa, un fondo de sintetizador de esos que Angelo Badalamenti se hartó de usar en Twin Peaks y un Iggy que con su voz engolada y profunda recita un discurso frío, oscuro y con un poso de depresión en la que habla de su camino a la vejez, de soledad, de muerte, del tiempo que le queda… y cuando aún nos estamos recuperando del shock, el siguiente corte, “Nazi Girlfriend”, una suerte de balada acústica de tono bastante sombrío. Para rematar la tríada inicial con el que me parece la mejor canción del disco, “Avenue B”, un tema pseudo jazzístico, más cercano a los discos de madurez de Lou Reed que al pasado Stooge, y en donde Iggy Pop demuestra que tiene una manera de cantar estupenda. A esas alturas, quienes se hicieron con el disco influenciados por la reedición de “Lust For Life” que se volvió a popularizar con la banda sonora de “Trainspotting” lo debían haber tirado a la basura.

Da cosica...

¿No hay rock n’ roll acaso en el disco? Sí, claro que sí, supongo que Iggy Pop no se atrevió a sacar un disco sin rastro de rock, aunque la verdad, parecen cortes añadidos, algo un poco impostado, tal vez incluso presionado por una compañía discográfica asustada de publicar un disco de Iggy sin que atronara una guitarra. Así, incluye una versión del clásico “Shakin’ All Over” y un divertimento medio rockero, medio latino que canta en castellano (¿?!!) y que titula, en un alarde de originalidad, “Español”. El resto de cortes electrificados se mueven en una onda más experimental, como la interesante “Corruption”.

Con el tiempo se ha ido convirtiendo en un disco que voy apreciando más y más, aunque reconozco que al principio, a mí, como a mucha gente, supongo, causó gran sorpresa, y decepción en algunos casos. Los cortes de monólogo me parecen lo más flojito del disco, pero en general, me provocan una extraña sensación, y es la de tener a un Iggy Pop íntimo, sincerándose de una manera tan directa. Y a nivel musical, lo curioso es que ha tardado 10 años en publicar un disco completamente alejado del rock (“Préliminaires”, 2009). Y aunque me encanta la carrera de Iggy en solitario, sus discos de rock visceral, pero también de rock más experimental, me parece una faceta muy interesante para un músico que corría riesgo de caer en la autocomplacencia.

PD: en Spotify podéis escuchar todo el Avenue B

Canciones:

Iggy Pop: “AvenueB”
Iggy Pop: “Corruption”
Iggy Pop: “Nazi Girlfriend”